El incierto futuro de la única estación de esquí de Galicia comienza a
tomar forma. Mas Costas, empresa hotelera que asumió la gestión de
Manzaneda tras hacerse con el accionariado de Novagalicia Banco --el
37,60% de los títulos--, inició las obras de remodelación del complejo,
que se espera que esté a pleno rendimiento en un periodo máximo de 9
meses.
La Xunta, propietaria del 40% de las acciones, anunció que daría a conocer los detalles del proyecto el pasado julio, pero el adelanto electoral ha dejado en el aire el compromiso. Por el momento, es Mas Costas quien toma las decisiones en la cima de la montaña ourensana.
Una de las primeras ha sido aplicar un ERE temporal para los 40 trabajadores de Meisa, la empresa que gestiona la estación de esquí, por un periodo de seis meses, plazo previsto para finalizar las obras de modernización de Manzaneda. Los sindicatos aceptaron la medida e incluso llegaron a calificarla como un “ERE de esperanza”. “Para nosotros es la última opción que se debe tomar, pero tal y como estaban las cosas en Manzaneda, lo vemos como una posibilidad de futuro para los trabajadores. Antes no veíamos ninguna”, indican en CCOO.
Los alcaldes de Trives y Manzaneda, en cambio, criticaron que no se les informara de la medida. Ambos municipios poseen el 7,2% de las acciones de Meisa, pero se enteraron del ERE por la prensa y los vecinos.
El plan de Mas Costas
Así las cosas y con unas elecciones de por medio, las únicas cabezas visibles en el proceso de modernización de Manzaneda son Arturo Rodríguez, subdirector general de Mas Costas, y Mónica Rodríguez, nueva directora de Meisa y también vinculada al grupo hotelero.
Su plan para la estación de esquí pasa por la renovación de unas estructuras obsoletas, sobre todo en el apartado de hospedaje y hostelería, y por la incorporación de actividades de ocio que reduzcan la dependencia del complejo de la nieve. Está prevista la instalación de una pista de hielo, un espacio habilitado para el paintball, un “parque multiaventura” y varias instalaciones para deportes de riesgo.
Pero la gran esperanza de Mas Costas es aprovechar su infraestructura en el sector para comercializar el producto y atraer a más turistas europeos, sobre todo a través de las oficinas de Londres, Moscú y Bélgica. La empresa tiene más de 7.000 puntos de venta en agencias de viaje repartidas por la geografía europea.
Entre las medidas más inmediatas, destaca la posibilidad de abrir durante la próxima temporada de invierno, en el caso de que la climatología cubra de nieve las pistas. Por el momento, están cerradas mientras se ejecutan los trabajos de modernización de las estructuras.
Los nuevos gestores destacan la importancia que jugará la Xunta en el futuro de Manzaneda como máximo accionista de Meisa. Aunque, por el momento, la única información sobre la remodelación de la estación de esquí procede de Mas Costas.
Financiación
Entre los aspectos pendientes de aclarar sobre el nuevo proyecto de Manzaneda está la financiación. Las actuales obras de modernización del complejo están valoradas en 7,1 millones de euros. Sin embargo, el presupuesto que maneja Meisa es de 3,5 millones de euros, obtenido a través de un crédito concedido por Novagalicia Banco.
Mas Costas ha asegurado que los 3,6 millones restantes están garantizados, pero no ha querido desvelar su procedencia.
También queda por definir el papel que jugará la diputación de Ourense, que había mantenido un protocolo de colaboración durante la dirección de David Ferrer y que consistía en la cesión de equipos como, por ejemplo, máquinas quitanieve.
Riqueza para la zona
De la viabilidad de Manzaneda depende también la economía de los municipios de la comarca de Trives. La paralización de la estación de esquí ha menguado los ingresos del comercio y la hostelería de la zona, que había potenciado el sector servicios durante la pasada década para atraer al turismo.
Según reconoce el alcalde de Manzaneda, David Rodríguez, “la dejadez de los últimos años ha repercutido en los ingresos de hoteles, cafeterías, carnicerías y panaderías de la zona que antes se beneficiaban de los turistas que acudían a Manzaneda”.
Del mismo modo, las fiestas gastronómicas y los productos autóctonos tenían buena acogida entre los visitantes, en una economía que depende excesivamente de la agricultura y la ganadería.
La Xunta, propietaria del 40% de las acciones, anunció que daría a conocer los detalles del proyecto el pasado julio, pero el adelanto electoral ha dejado en el aire el compromiso. Por el momento, es Mas Costas quien toma las decisiones en la cima de la montaña ourensana.
Una de las primeras ha sido aplicar un ERE temporal para los 40 trabajadores de Meisa, la empresa que gestiona la estación de esquí, por un periodo de seis meses, plazo previsto para finalizar las obras de modernización de Manzaneda. Los sindicatos aceptaron la medida e incluso llegaron a calificarla como un “ERE de esperanza”. “Para nosotros es la última opción que se debe tomar, pero tal y como estaban las cosas en Manzaneda, lo vemos como una posibilidad de futuro para los trabajadores. Antes no veíamos ninguna”, indican en CCOO.
Los alcaldes de Trives y Manzaneda, en cambio, criticaron que no se les informara de la medida. Ambos municipios poseen el 7,2% de las acciones de Meisa, pero se enteraron del ERE por la prensa y los vecinos.
El plan de Mas Costas
Así las cosas y con unas elecciones de por medio, las únicas cabezas visibles en el proceso de modernización de Manzaneda son Arturo Rodríguez, subdirector general de Mas Costas, y Mónica Rodríguez, nueva directora de Meisa y también vinculada al grupo hotelero.
Su plan para la estación de esquí pasa por la renovación de unas estructuras obsoletas, sobre todo en el apartado de hospedaje y hostelería, y por la incorporación de actividades de ocio que reduzcan la dependencia del complejo de la nieve. Está prevista la instalación de una pista de hielo, un espacio habilitado para el paintball, un “parque multiaventura” y varias instalaciones para deportes de riesgo.
Pero la gran esperanza de Mas Costas es aprovechar su infraestructura en el sector para comercializar el producto y atraer a más turistas europeos, sobre todo a través de las oficinas de Londres, Moscú y Bélgica. La empresa tiene más de 7.000 puntos de venta en agencias de viaje repartidas por la geografía europea.
Entre las medidas más inmediatas, destaca la posibilidad de abrir durante la próxima temporada de invierno, en el caso de que la climatología cubra de nieve las pistas. Por el momento, están cerradas mientras se ejecutan los trabajos de modernización de las estructuras.
Los nuevos gestores destacan la importancia que jugará la Xunta en el futuro de Manzaneda como máximo accionista de Meisa. Aunque, por el momento, la única información sobre la remodelación de la estación de esquí procede de Mas Costas.
Financiación
Entre los aspectos pendientes de aclarar sobre el nuevo proyecto de Manzaneda está la financiación. Las actuales obras de modernización del complejo están valoradas en 7,1 millones de euros. Sin embargo, el presupuesto que maneja Meisa es de 3,5 millones de euros, obtenido a través de un crédito concedido por Novagalicia Banco.
Mas Costas ha asegurado que los 3,6 millones restantes están garantizados, pero no ha querido desvelar su procedencia.
También queda por definir el papel que jugará la diputación de Ourense, que había mantenido un protocolo de colaboración durante la dirección de David Ferrer y que consistía en la cesión de equipos como, por ejemplo, máquinas quitanieve.
Riqueza para la zona
De la viabilidad de Manzaneda depende también la economía de los municipios de la comarca de Trives. La paralización de la estación de esquí ha menguado los ingresos del comercio y la hostelería de la zona, que había potenciado el sector servicios durante la pasada década para atraer al turismo.
Según reconoce el alcalde de Manzaneda, David Rodríguez, “la dejadez de los últimos años ha repercutido en los ingresos de hoteles, cafeterías, carnicerías y panaderías de la zona que antes se beneficiaban de los turistas que acudían a Manzaneda”.
Del mismo modo, las fiestas gastronómicas y los productos autóctonos tenían buena acogida entre los visitantes, en una economía que depende excesivamente de la agricultura y la ganadería.
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