En los últimos dos meses, el precio de los piensos compuestos aumentó un 25%. Los costes del gasoil, la electricidad y el plástico también subieron. Sin embargo, los carniceros y mayoristas pagan la carne entre un 7,5% y un 2,7% menos, según proceda de cebaderos o de granjas, más barata. A los ganaderos del Macizo Central no les salen las cuentas y el desánimo se propaga, amenazando el futuro del sector.
'Se a situación segue así terei que cerrar'. La voz de alarma la dio David Núñez Rodríguez. Con 23 años cumplidos, en el año 2008 abrió una granja de 22 vacas. Otros dos años y cumplirá cinco, justo los que le exigió la Consellería de Medio Rural al concederle la subvención de 22.000 euros que le ayudó a poner en marcha la explotación. Cuando supere el lustro podrá cerrar sin tener que devolver la suma.
Este joven ganadero de Cova (Trives) solicitó la ayuda pues su padre ya criaba ganado y porque 'intento vivir disto'. Pero su vocación se enfrenta a demasiados sinsabores, que son comunes a la práctica totalidad de los ganaderos, y que le llevan a plantearse arrojar la toalla y echar el cierre.
En Valdonedo (San Xoán de Río), Francisco Castro Pérez atiende, desde hace cinco años, una explotación de 140 becerros y 40 vacas. Este ganadero confirma la subida generalizada de los costes, un problema al que añade el descenso del consumo de los productos cárnicos, que se explica porque 'entra carne de fóra'. Estas importaciones retrasan la salida de los terneros, de tal forma que si eran vendidas a los ocho meses ahora se entregan con casi 10 cumplidos. Esta demora se traduce en un aumento del gasto en piensos. 'Non podemos pechar por culpa dos cinco anos comprometidos ao coller a subvención da Xunta', protestó.
'O desánimo é a tónica xeral. Moitas veces vólvese deprimente. Todo son inspeccións e controis e ninguén fai nada para arranxar os problemas', se queja Pedro Rodríguez Parente, responsable trivés de la asociación agraria Xóvenes Agricultores. El deterioro que desde hace meses soporta el sector ganadero le hizo modificar sus prioridades, tanto que ayer afirmó que 'agora me preocupa máis sustentar as explotacións que hai, máis que atraer novos gandeiros'.
Fuente: La Region
'Se a situación segue así terei que cerrar'. La voz de alarma la dio David Núñez Rodríguez. Con 23 años cumplidos, en el año 2008 abrió una granja de 22 vacas. Otros dos años y cumplirá cinco, justo los que le exigió la Consellería de Medio Rural al concederle la subvención de 22.000 euros que le ayudó a poner en marcha la explotación. Cuando supere el lustro podrá cerrar sin tener que devolver la suma.
Este joven ganadero de Cova (Trives) solicitó la ayuda pues su padre ya criaba ganado y porque 'intento vivir disto'. Pero su vocación se enfrenta a demasiados sinsabores, que son comunes a la práctica totalidad de los ganaderos, y que le llevan a plantearse arrojar la toalla y echar el cierre.
En Valdonedo (San Xoán de Río), Francisco Castro Pérez atiende, desde hace cinco años, una explotación de 140 becerros y 40 vacas. Este ganadero confirma la subida generalizada de los costes, un problema al que añade el descenso del consumo de los productos cárnicos, que se explica porque 'entra carne de fóra'. Estas importaciones retrasan la salida de los terneros, de tal forma que si eran vendidas a los ocho meses ahora se entregan con casi 10 cumplidos. Esta demora se traduce en un aumento del gasto en piensos. 'Non podemos pechar por culpa dos cinco anos comprometidos ao coller a subvención da Xunta', protestó.
'O desánimo é a tónica xeral. Moitas veces vólvese deprimente. Todo son inspeccións e controis e ninguén fai nada para arranxar os problemas', se queja Pedro Rodríguez Parente, responsable trivés de la asociación agraria Xóvenes Agricultores. El deterioro que desde hace meses soporta el sector ganadero le hizo modificar sus prioridades, tanto que ayer afirmó que 'agora me preocupa máis sustentar as explotacións que hai, máis que atraer novos gandeiros'.
Fuente: La Region
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