La Consellería de Medio Rural inició ayer el proceso de disolución de las siete fundaciones comarcales que hay en la provincia. Las de Valdeorras, Trives y Caldelas comenzaban los trámites con la reunión de los patronatos de cada ente (formados por Xunta, Diputación, Concellos y empresarios), y para hoy está previsto que se reúnan los de O Carballiño y O Ribeiro. Después le tocará a Verín y Celanova.
En cada uno de los casos se creará una comisión liquidadora, presidida por el jefe territorial de Medio Rural (consellería que impulsó las fundaciones), Ricardo Vecillas; que se encargará de gestionar el proceso, que podría estar rematado en un par de meses, según sus integrantes. Simplemente supone clausurar la actividad, que en el último año (y después del anuncio de la Xunta de su liquidación) apenas ha ido más allá que el de dar información sobre la comarca a los que se acercaron a los diferentes edificios disgregados por la provincia.
Después quedaría el traslado del personal, ya que los siete gerentes son personal fijo de la Administración autonómica, por lo que la Xunta deberá darles una nueva ocupación.
El futuro de los edificios
El fin de las fundaciones no supondrá, al menos de momento, el fin de los centros comarcales. En ellos seguirá trabajando el mismo personal que hasta ahora, que en este caso está contratado a través de las sociedades comarcais, entes que dependen directamente de Medio Rural, sin que exista un patronato (como en el caso de las fundaciones) de por medio. Además, en algunos casos, estos edificios albergan otros servicios. Eso ocurre en O Barco, donde también trabaja el gerente del GDR valdeorrés, al que en breve se unirá un técnico como personal de apoyo. En O Carballiño y O Ribeiro los edificios son también sede de las oficinas de extensión agraria.
En el caso de Verín, la fundación está en unas oficinas alquiladas, desde las que también se gestiona el Leader. En este caso, no cuenta con exposición.
Ampliación de servicios
El futuro de los edificios a largo plazo está menos claro. En el caso de O Barco es de titularidad municipal, pero lleva muchos años cedido a la Xunta y el alcalde, Alfredo García, confía en que la situación se mantenga. «No vemos ningún inconveniente en seguir cediéndolo», y remarcó que en la reunión se habló de que «en la Casa Grande de Viloira ya no caben todos los servicios de la Xunta, por lo que podrían ir ahí».
Menos concretos fueron en la reunión celebrada en Trives. En este caso el edificio lo construyó la Xunta, pero sobre un terreno cedido por el Concello para ese fin, así que en caso de dedicarlo a otra cosa el gobierno local tendría algo que decir. «Pero no hablamos nada», aseguraba el alcalde, Luis Álvarez.
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