Aire puro, pazos y testimonios de la historia son algunos de los muchos atractivos de este concello ourensano
Tiene un largo pasado señorial esta villa ourensana dominada por las cumbres de Manzaneda y por el recorrido romano que la Via Nova dejó a su paso, entrando por Trives Vello, Ponte Cabalar y Mendoia para continuar por el puente del Bibei. Hermosa por naturaleza, A Pobra de Trives se encuentra rodeada de enclaves de gran belleza, como el cañón del Sil, Montefurado o los codos de Larouco. Y además de los deportes de invierno, el concello es idóneo para la práctica de numerosas modalidades de aire libre.
Lleno de historia y de pasado, en el Trives Vello la Praza do Reloxo sigue marcando las horas, mientras que la hidalguía tuvo solar en palacios como el del Marqués de Trives, en pleno centro de la villa, además de otros testimonios como el pazo do Cobato y el de Barbeirón, en Sobrado, el de A Corga, la Casa Grande de Casanova o la Casa Grande de Trives.
El concello cuenta además con hermosos espacios que fueron ya pensados para su disfrute en el XIX, como la Alameda de San Roque, el Campo do Recreo, la Plazuela do Grifo o el Parque de San Bartolomé. En arquitectura religiosa una de las construcciones más significativas es la iglesia románica de Sobrado, declarada monumento histórico-artístico y probablemente el mejor monumento medieval de la comarca. La primera referencia que se tiene de este templo, que fue monasterio de monjas benedictinas, es de 1287. La iglesia es de una sola nave y de la antigua bóveda de piedra sólo se conserva el presbiterio. En la portada románica destaca el conjunto de capiteles y el dintel, sostenido por dos figuras humanas. El ábside, un cruceiro de 1603 y una torre de origen defensivo adaptada como campanario completan un conjunto de gran belleza. En el municipio hay asimismo lugares de tanto valor etnográfico como la aldea de Prada.
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