En los últimos meses, el número de reses muertas por los lobos
aumentó considerablemente en el Macizo Central. María Dolores Pérez
Fernández dijo ayer que, desde septiembre, unas 40 de las 600 ovejas que
posee la explotación familiar de Chandrexa, murieron a causa de sus
ataques. La proximidad del hombre ya no basta para ahuyentarlos, tanto
es así que incluso una perra preñada que cuidaba de la casa fue víctima
también de ellos.
'Onde hai moitas ovellas é de medo. Entre os
xabarís e os lobos estamos perdidos. Os cans non paran de bramar. O
outro día comeron unha cadela preñada', dijo la ganadera. María Dolores
Pérez añadió que desistieron de denunciar muchos de los ataques al
considerar que los trámites que deben realizar son excesivos para una
subvención que no llega nunca. 'Antes tamén había lobos, pero se velaban
e matábanse. Agora non se pode. Nós vivimos das ovellas e non podemos
seguir así', dijo.
El problema que sufre esta familia de Chandrexa es bastante común en las explotaciones de las comarcas de Trives y Caldelas. La familia de Diego Gómez González posee una granja con 80 vacas. También poseen becerros, aunque desde el pasado fin de semana cuentan con cuatro menos. Murieron en otros tantos ataques de los lobos. 'Os mataron no monte, pola noite. Tiñan poucos días', dijo Gómez. Añadió que el precio de cada uno de ellos puede rondar los 400 euros, aunque más adelante podrían ser vendidos por 1.000.
MEDIDAS
Ante este problema, el responsable trivés de Xóvenes Agricultores, Pedro Rodríguez Parente, solicitará una reunión urgente con el conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, Agustín Hernández. 'Non podemos permitir que os gandeiros alimenten aos lobos. Hai que establecer prioridades, pois a cabaña destes animais aumentou moitísimo', dijo.
Pedro Rodríguez afirmó que la frecuencia con la que se producen los ataques de los lobos 'non ocurre dende a década dos 60, nos anos da fame. Chegan a comer ata os cans. A Administración deberá establecer prioridades para que non acaben coas explotacións gandeiras', dijo.Unas ayudas de difícil tramitación
La ganadería que predomina en el Macizo Central de Ourense es la extensiva, con un elevado número de reses, lo que dificulta el acceso a las ayudas que otorga la Administración autonómica. Los animales muertos por los lobos son arrastrados hacia otros lugares, siendo muy difícil para sus propietarios probar que murieron en las fauces del lobo. En muchas ocasiones, cuando el ganadero localiza sus restos, únicamente puede recoger un trozo de lana o una cabeza.
A esta dificultad hay que añadir unos trámites en exceso engorrosos, que incluyen exigencias como certificar que la explotación no adeuda ninguna cantidad a la Administración Tributaria.
Para reunir toda la documentación, los ganaderos deben dar un sinfín de vueltas y todo para cobrar unas cantidades que, en algunos casos, apenas alcanzan los 40 euros. Ante esta situación, muchos ganaderos desisten y no solicitan las ayudas.
Dos de las medidas que plantea la asociación agraria Xóvenes Agricultores pasan por la creación de seguros destinados a paliar los daños de los ataques. Su responsable trivés, Pedro Rodríguez, propone la utilización de parte de los fondos que la Xunta ingresa de la caza para financiarlos. Una segunda medida contempla la reclusión de los lobos en determinadas zonas para poner fin a sus ataques.
El problema que sufre esta familia de Chandrexa es bastante común en las explotaciones de las comarcas de Trives y Caldelas. La familia de Diego Gómez González posee una granja con 80 vacas. También poseen becerros, aunque desde el pasado fin de semana cuentan con cuatro menos. Murieron en otros tantos ataques de los lobos. 'Os mataron no monte, pola noite. Tiñan poucos días', dijo Gómez. Añadió que el precio de cada uno de ellos puede rondar los 400 euros, aunque más adelante podrían ser vendidos por 1.000.
MEDIDAS
Ante este problema, el responsable trivés de Xóvenes Agricultores, Pedro Rodríguez Parente, solicitará una reunión urgente con el conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, Agustín Hernández. 'Non podemos permitir que os gandeiros alimenten aos lobos. Hai que establecer prioridades, pois a cabaña destes animais aumentou moitísimo', dijo.
Pedro Rodríguez afirmó que la frecuencia con la que se producen los ataques de los lobos 'non ocurre dende a década dos 60, nos anos da fame. Chegan a comer ata os cans. A Administración deberá establecer prioridades para que non acaben coas explotacións gandeiras', dijo.Unas ayudas de difícil tramitación
La ganadería que predomina en el Macizo Central de Ourense es la extensiva, con un elevado número de reses, lo que dificulta el acceso a las ayudas que otorga la Administración autonómica. Los animales muertos por los lobos son arrastrados hacia otros lugares, siendo muy difícil para sus propietarios probar que murieron en las fauces del lobo. En muchas ocasiones, cuando el ganadero localiza sus restos, únicamente puede recoger un trozo de lana o una cabeza.
A esta dificultad hay que añadir unos trámites en exceso engorrosos, que incluyen exigencias como certificar que la explotación no adeuda ninguna cantidad a la Administración Tributaria.
Para reunir toda la documentación, los ganaderos deben dar un sinfín de vueltas y todo para cobrar unas cantidades que, en algunos casos, apenas alcanzan los 40 euros. Ante esta situación, muchos ganaderos desisten y no solicitan las ayudas.
Dos de las medidas que plantea la asociación agraria Xóvenes Agricultores pasan por la creación de seguros destinados a paliar los daños de los ataques. Su responsable trivés, Pedro Rodríguez, propone la utilización de parte de los fondos que la Xunta ingresa de la caza para financiarlos. Una segunda medida contempla la reclusión de los lobos en determinadas zonas para poner fin a sus ataques.
No hay comentarios:
Publicar un comentario