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sábado, 7 de septiembre de 2013

Barranquismo, la adrenalina se encuentra río abajo

Es un plan diferente para un domingo por la mañana (o para cualquier otro día), pero es un plan que en Galicia tiene tradición desde hace treinta años. Tradición más que seguidores, porque el barranquismo todavía es uno de los grandes desconocidos entre los deportes de montaña. Y eso a pesar de que en Mondoñedo (Lugo) hay barrancos que los expertos coinciden en recomendar como imprescindibles, sin olvidar los que ofrece la provincia de Ourense. El mejor -dicen los que no dudan en bajar el cauce de un río lo más empinado posible y por la parte más difícil-, es el de Fecha, en Lobios.
Y el último en unirse al mapa de barrancos ha sido el del río Navea a su paso por A Pobra de Trives: saltos a pozas, toboganes y rápeles en un tramo con un desnivel de 180 metros -no apto para gente con vértigo, ni para torpes- que remata en una pequeña cueva de piedra. «Es cuestión de que empieces con gente que te pueda ayudar y enseñar», cuenta el lucense Carlos Ares, monitor de barranquismo, al llegar de nuevo al coche tras casi estrenar la bajada, que ha sido recientemente habilitada. Lo de habilitar significa limpiar el acceso (para poder bajar un río lo primero, en muchas ocasiones, es subir, y en este caso son 20 minutos trepando montaña arriba) y colocar los anclajes químicos.
Cada deportista debe aportar sus propia cuerda y arnés, y llevar también traje de neopreno y casco (lo que suma una inversión de unos 400 euros, aunque el esfuerzo económico inicial se compensan con la durabilidad del material). Por delante, una hora de descenso por «un barranco muy vertical con rápeles muy estéticos», según explica Ares. «Está muy chulo», apunta a su vera Olga Ariza, que entró en el barranquismo como «evolución» (en busca de adrenalina y emociones nuevas) de su afición por los deportes de montaña; lo mismo le sucedió a Simón Abuín, que enlaza en Trives su tercer día de recorrido por Galicia y Asturias buscando barrancos. «Es mi plan de fin de semana cuando libro en el trabajo», señala. En su caso, poco más de un año practicando barranquismo le valen para mostrar gran pasión.
El que prueba se engancha, avisan. Y tal afirmación puede darse por confirmada escuchando al propio alcalde, que se estrena en estas lides. «Con gañas de repetir», dice Francisco Fernández todavía con el arnés puesto tras acabar su primer descenso.
Los que ya han repetido, y piensan hacerlo además con frecuencia, son los miembros del equipo de rescate de intervención de montaña de la Guardia Civil, el único que funciona en Galicia y que tiene su base en Trives. El cabo, Fernando Posada, anuncia que el barranco será uno de los lugares de entrenamiento del equipo «para hacer las bajadas y también porque nos permite realizar simulacros de cómo evacuaríamos a un herido en caso de accidente», pero confiesa que además de barranquista por trabajo en horario laboral lo es también libre por pasión en su tiempo libre.

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