El consejo de administración de Meisa aprobó ayer las cuentas correspondientes a 2011, con un déficit de más de 700.000 euros. La facturación experimentó una caída de un millón de euros, al pasar de los 2,3 millones del ejercicio anterior a tan solo 1,3 millones. El gerente, David Ferrer Garrido, se niega a facilitar datos sobre la marcha de la entidad, alegando que "son secretos" y que los que han trascendido "son erróneos". Sin embargo, reconoce que se encuentra "bastante tocado", como responsable de las instalaciones.
El problema de fondo estriba en que la construcción de la estación invernal de Manzaneda fue mal planteada en su origen, al elegir la familia Outeiriño una sierra con 1.778 metros de altitud, desechando el techo de Galicia, Peña Trevinca, que alcanza 2.127 metros. Debido a ese "error", la estación acumula números rojos todos los años, con un promedio de pérdidas que oscila entre los 700.000 y 800.000 euros, salvo algunas temporadas favorables en las que se lograron aminorar hasta los 300.000 euros.
La familia Outeiriño abandonó la estación, al comprobar que no dejaba de encajar pérdidas, ejercicio tras ejercicio, por lo que tuvieron que cargar con "el muerto" la Xunta (tiene el 48% de las acciones), Novagalicia Banco (37,6%), el Concello de Trives (7,2%) y el Concello de Manzaneda (7,2%). Y ahora, con cuarenta puestos de trabajo directos, fuerzas sindicales, algún grupo político y varias entidades presionan a la Xunta para que acometa una inversión de seis millones de euros, con el fin de renovar las instalaciones y colocar 30 cañones de nieve, que permitan mantener las pistas abiertas para la práctica del esquí en las jornadas que no superen los cero grados de temperatura.
Fuente: Faro de Vigo
El problema de fondo estriba en que la construcción de la estación invernal de Manzaneda fue mal planteada en su origen, al elegir la familia Outeiriño una sierra con 1.778 metros de altitud, desechando el techo de Galicia, Peña Trevinca, que alcanza 2.127 metros. Debido a ese "error", la estación acumula números rojos todos los años, con un promedio de pérdidas que oscila entre los 700.000 y 800.000 euros, salvo algunas temporadas favorables en las que se lograron aminorar hasta los 300.000 euros.
La familia Outeiriño abandonó la estación, al comprobar que no dejaba de encajar pérdidas, ejercicio tras ejercicio, por lo que tuvieron que cargar con "el muerto" la Xunta (tiene el 48% de las acciones), Novagalicia Banco (37,6%), el Concello de Trives (7,2%) y el Concello de Manzaneda (7,2%). Y ahora, con cuarenta puestos de trabajo directos, fuerzas sindicales, algún grupo político y varias entidades presionan a la Xunta para que acometa una inversión de seis millones de euros, con el fin de renovar las instalaciones y colocar 30 cañones de nieve, que permitan mantener las pistas abiertas para la práctica del esquí en las jornadas que no superen los cero grados de temperatura.
Fuente: Faro de Vigo
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