Ricardo F.V., un portugués de 27 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados y reconoció haber robado a los dos amigos que en el margen de unos días al principio de 2009 lo acogieron en sus casas. Aceptó una condena de un año de cárcel a la que además sumará el pago de una multa e indemnizaciones a sus dos víctimas, las dos vecinas de A Pobra de Trives, que le habían tendido la mano. La juez de lo Penal Número Uno redactará de inmediato la sentencia que condena al acusado, con su conformidad, por un delito continuado de hurto, otro de hurto de uso de vehículo a motor y un tercero contra la seguridad vial.
Tal y como ha quedado probado tras el reconocimiento de hechos que ayer evitó la celebración del juicio, el acusado aprovechó la ausencia de sus dos conocidos para robarles. Entre el 15 y 16 de enero de 2009, cogió del bolsillo de la cazadora de una de las víctimas 670 euros que había guardado en un sobre.
Tres días más tarde ya estaba alojado con otro conocido de la localidad. Aprovechando que había salido de casa se apoderó de todo un arsenal de equipos electrónicos y hasta de prendas y calzado y una bolsa de deportes que contenía su ropa interior. El acusado sustrajo un ordenador portátil de 1.200 euros, un disco duro de 80, unos auriculares valorados en 11, una tarjeta de sonido, una consola portátil valorada en 239, dos teléfonos móviles, una cámara de fotos de 219 euros, así como diversas prendas. El dueño recuperó parte de los efectos robados por el acusado.
Pero el joven no se limitó a eso. También se hizo con las llaves de un vehículo en el que el acusado fue interceptado ese mismo día por agentes de la Guardia Civil. El acusado iba al volante a pesar de que no tenía permiso de licencia que le autorizara. Causó desperfectos en el parachoques trasero.
La juez dictará una sentencia de condena por tres delitos, uno de hurto continuado, otro de hurto de uso de vehículo a motor y un tercero contra la seguridad vial. El acusado tendrá que acatar un año de cárcel, abonar una multa de 1.620 euros e indemnizar a quienes lo habían acogido.
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