El desplome de los ingresos por la crisis, la inhibición fiscal, el mantenimiento de excesivos gastos y el elevado endeudamiento con bancos y cajas (hasta 641,5 millones suman los concellos gallegos) forman un cóctel explosivo que amenaza con desatar una tormenta perfecta en muchas haciendas locales. La lista de municipios que se asoman al precipicio crece y hasta una treintena de corporaciones viven una situación delicada. Silleda, Carnota, Miño, Cangas, Moaña, Os Blancos, Trives, Valdoviño, Cariño, Portas, Barro, A Estrada, Valga o Vilanova son algunos de ellos. Canceladas las fiestas, suprimidas las subvenciones y recortados algunos gastos corrientes, muchos municipios luchan ahora para financiar servicios básicos como la luz o la basura y para pagar a su personal.
Xinzo de Limia, en Ourense, ha solicitado un crédito de 200.000 euros para poder abonar los sueldos del Ayuntamiento hasta final de año. Y Carnota y Silleda reconocen que en unos meses pueden tener problemas para pagar a sus funcionarios. «Las nóminas podrían correr peligro», advierte la regidora silledense Paula Fernández. El número de ejemplos que ilustran la gravedad de la situación crece. Cangas se ha visto obligada a devolver cuatro vehículos por no poder pagarlos y, al igual que Moaña, han salvado in extremis cortes de luz por impagos a Fenosa. Reacios a admitir la gravedad de los problemas para evitar que se genere alarma, muchos alcaldes admiten que «la situación empeorará gravemente». La voz de alarma la lanzó esta semana Carlos Fernández, exregidor socialista de Ames y aún presidente de la Fegamp, quien alertó que hasta 50 concellos se hallan al borde del colapso financiero.
La crisis ha destapado viejos problemas estructurales del municipalismo, como el exceso de corporaciones en zonas despobladas. Un total de 195 ayuntamientos, más de la mitad, no podrían pagar nóminas solo con su recaudación. Otros municipios han optado por abandonar una estrategia muy arraigada en las corporaciones: la inhibición fiscal. Terminadas las elecciones, y disipado el temor al coste electoral, algunos concellos se han decantado por subir tasas para paliar la caída de los ingresos. Es el caso de Fisterra, Cee, Malpica, Coristanco y Cabana, que cobrarán más a sus vecinos. Se trata de pequeñas subidas puntuales en conceptos como la basura, el agua, el alcantarillado, los vehículos o los garajes.
Situación heredada
La grave situación financiera de las haciendas locales afecta tanto a la Galicia interior, con concellos más pequeños, como a la franja atlántica. Tomás Fole, alcalde del PP de Vilagarcía, acaba de anunciar que el desfase en las cuentas municipales se eleva a los 3,8 millones y que la situación heredada apenas le permitirá pagar nóminas y servicios mínimos. En Trives, su regidor -el independiente Francisco Fernández- advierte de que su municipio, con apenas 2.600 habitantes, tiene una deuda de 1,2 millones de euros, una cantidad que equivale a la mitad del presupuesto. «Eso es en teoría, porque en las cuentas se preveían ingresos de 2,6 millones y finalmente solo fueron de 1,6; esto nos ha generado un grave problema de tesorería: de momento podemos pagar al personal, pero tenemos mucha deuda con proveedores», lamenta el alcalde.
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