En nueve fuegos, 850 hectáreas quemadas. Cuatro días intensivos de incendios dejan un tremendo balance del daño causado en la prórroga forzosa de la campaña de máximo riesgo en Ourense. Cuatro días después, ayer se apagaban los últimos rescoldos del foco que costó la vida al piloto Íñigo Zubiaga –cuya muerte investiga la comisión de accidentes de Aviación Civil– el domingo entre las parroquias de Vences y Arcucelos, entre los municipios de Laza y Monterrei. La Xunta cifra en 250 hectáreas la superficie total afectada allí.
La virulencia de las llamas asociada a las condiciones de un tiempo impropio del otoño y la temida acción de los pirómanos, que desde el verano se obcecan con Ourense (ayer hubo dos fuegos en puntos distintos de Gustei, Coles), contextualizan la noche del miércoles al jueves, en la que cuatro fuegos devastaron casi 150 hectáreas y sembraron puntualmente el pánico en un recorrido que amenazó varias viviendas.
Piñor, Amoeiro –de nuevo la periferia de la ciudad se hundió en la neblina–, Vilar de Barrio y Bande registraron fuegos nocturnos, más implacables porque los medios aéreos se retiran al ocaso y la extinción quedó en manos de las brigadas y efectivos de tierra. Empezaron entre las 19.30 y las 23.15 horas del miércoles, se dieron por controlados durante la madrugada y, a última hora de ayer, todos habían sido extinguidos a excepción del de Vilar de Barrio. En Piñor ardieron 67,3 hectáreas –incluida una zona por donde discurre el Camino de Santiago–, 25 en Amoeiro, 37,5 en Bande y al menos 20 en Vilar de Barrio. Aquí, en la misma parroquia, queda otro foco por extinguir, con 150 hectáreas afectadas desde el lunes.
Se han sofocado los dos incendios que comenzaron el domingo y el lunes en Viana do Bolo, ambos arrasaron 286 hectáreas. Treinta brigadas, 9 helicópteros y 8 aviones participaron en los dos frentes. Sigue activo otro en Trives y controlados dos en Chandrexa y San Xoán de Río, donde ya han ardido 18 hectáreas. Ayer se registraron focos ya extinguidos en Vilamarín y A Merca, además de los dos de Gustei.
Fuente: Faro de Vigo
La virulencia de las llamas asociada a las condiciones de un tiempo impropio del otoño y la temida acción de los pirómanos, que desde el verano se obcecan con Ourense (ayer hubo dos fuegos en puntos distintos de Gustei, Coles), contextualizan la noche del miércoles al jueves, en la que cuatro fuegos devastaron casi 150 hectáreas y sembraron puntualmente el pánico en un recorrido que amenazó varias viviendas.
Piñor, Amoeiro –de nuevo la periferia de la ciudad se hundió en la neblina–, Vilar de Barrio y Bande registraron fuegos nocturnos, más implacables porque los medios aéreos se retiran al ocaso y la extinción quedó en manos de las brigadas y efectivos de tierra. Empezaron entre las 19.30 y las 23.15 horas del miércoles, se dieron por controlados durante la madrugada y, a última hora de ayer, todos habían sido extinguidos a excepción del de Vilar de Barrio. En Piñor ardieron 67,3 hectáreas –incluida una zona por donde discurre el Camino de Santiago–, 25 en Amoeiro, 37,5 en Bande y al menos 20 en Vilar de Barrio. Aquí, en la misma parroquia, queda otro foco por extinguir, con 150 hectáreas afectadas desde el lunes.
Se han sofocado los dos incendios que comenzaron el domingo y el lunes en Viana do Bolo, ambos arrasaron 286 hectáreas. Treinta brigadas, 9 helicópteros y 8 aviones participaron en los dos frentes. Sigue activo otro en Trives y controlados dos en Chandrexa y San Xoán de Río, donde ya han ardido 18 hectáreas. Ayer se registraron focos ya extinguidos en Vilamarín y A Merca, además de los dos de Gustei.
Fuente: Faro de Vigo
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