Mariano Rajoy Brey tiene un árbol genealógico que nada tiene que envidiar al de alguno de sus antecesores. Si Leopoldo Calvo Sotelo ya tenía el abolengo político que le venía dado por su tío carnal José -diputado en Cortes, monárquico y destacado líder del Partido Renovación Español-, y si su más inmediato antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, tenía un abuelo en cada bando y recurría a uno u otro en función de parabienes o críticas en torno a su ley de la memoria histórica, lo cierto es que el próximo inquilino del palacete presidencial podría presumir de eclecticismo ideológico en sus genes.
Entre sus parientes más ilustrados está su abuelo galleguista, el ya reconocido Enrique Rajoy Leloup -impulsor del Estatuto de Autonomía de 1936, junto a otros intelectuales de la época-, y represaliado por el franquismo. También Javier Brey Abalo, aquel primo catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla al que Rajoy recurrió en la campaña del 2008 para minimizar los peligros teóricos del cambio climático.
De la misma rama materna que el científico procede María Brey Mouriño, nacida en A Pobra de Trives (Ourense). Fue una de las mujeres más sobresalientes de los ambientes vanguardistas de la Segunda República. Mano derecha de María Moliner y colaboradora del presidente republicano Manuel Azaña en la Junta de Adquisición de Libros. También fue represaliada, como su cuñado. En el ADN de todos figura la discreción. Ninguno buscó reconocimiento público por su labor.
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