Sin las explicaciones que el presidente de la Xunta había anticipado que ayer se darían, el consejo de administración de Meisa consumó la anunciada destitución de Luis Manuel Gurriarán como máximo responsable de la gestión de la estación de montaña de Manzaneda. En una reunión extraordinaria a la que únicamente asistieron seis de los quince consejeros, el ya ex presidente de Meisa reivindicó su papel como gestor y dijo a sus compañeros de mesa que percibía un «trato vejatorio» en la forma en que se despedía, en agosto y sin aclaraciones, «como a un delincuente o como a un perro -¡marcha, can!- sin explicaciones y sin motivo aparente».
La reunión del consejo de administración de Meisa se celebró en la propia estación de Montaña. Apenas duró una hora, pero ese tiempo fue suficiente para que el ya ex presidente presentase un informe y se aprobase su destitución; para el nombramiento de la secretaria xeral de Turismo, Carmen Pardo, como nueva presidenta, y para la designación del ex concejal de Ourense David Ferrer Valeiras como nuevo gerente. Delegadas en la presidenta las facultades para la firma del contrato con el nuevo gestor, el apartado de ruegos y preguntas quedó vacío de contenido.
Luis Manuel Gurriarán se mostró «triste» por la despedida y por la forma en que abandona la gestión de esta empresa con mayoría de capital público, que este año, por primera vez en un cuarto de década, saldrá de números rojos. «Me impuse como reto rentabilizar unas instalaciones caducas en su gran mayoría, pero con un potencial importante por lo que las rodea. Salgo de este trance con la satisfacción del deber cumplido, ya que en tres ejercicios pasamos de perder siempre unas importantes cantidades a, si no se estropea de aquí al final de año, cerrar 2010 con beneficios», indica.
Deudas históricas
No dejó Luis Manuel Gurriarán de mostrar su pesar por el modo en que se le destituye, sin explicación alguna. Lamenta lo ocurrido, según dijo a los consejeros, por «creer que estaba en manos de personas que defendían los intereses de la propia sociedad anónima y por ende los de Galicia, ya que estamos a punto de dejar las deudas históricas».
Lamenta el ex presidente el «trato» en el momento en el que se prescinde de sus servicios, truncando el compromiso adquirido hace cuatro años, que «ahora se trunca de esta manera que prefiero no calificar».
Defendió Luis Manuel Gurriarán Rodríguez, por otra parte, el buen hacer del colectivo de profesionales y trabajadores de la estación, que dijo haber encontrado «desmotivados y desnortados», en un entorno comarcal de clara regresión económica y demográfica, en el que la estación de montaña puede tener un papel de motor económico.
No dejó de referirse el ex presidente de Meisa al hecho de que el consejo que ahora lo destituye, hubiese reconocido su labor en la reunión de la junta general que se celebró el pasado día 24 de junio, con una explícita felicitación a su trabajo.
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