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sábado, 26 de febrero de 2011

El rescate que asombró a los niños

EL TRABAJO de los agentes de la Guardia Civil va mucho más allá de controles de tráfico y detenciones. Así lo constataron ayer, en el recinto ferial de Becerreá, más de 200 alumnos de los centros educativos de la localidad, As Nogais, Navia de Suarna y Pedrafita do Cebreiro, que participaron en una exhibición a cargo de las unidades especializadas en rescates y en la detección de drogas y explosivos.

Los agentes del Ereim (Equipo de rescate e intervenciones en montaña), con 5 integrantes y base en Puebla de Trives (Ourense), simularon el complicado rescate de un hombre en un pozo. «Forma parte de nuestro trabajo cotidiano», explicó el agente Fernando Posada, «realizamos salvamentos en zonas de difícil acceso, como cuevas o barrancos».

Los estudiantes, junto a decenas de improvisados espectadores de todas las edades, comprobaron como, tras colocar e inmovilizar al supuesto herido en una camilla, los agentes lo izaron varios metros para deslizarlo por una tirolina hasta la superficie. «Usamos esta técnica a menudo, para salvar obstáculos como barrancos o ríos», aseguró Posada.

Los niños disfrutaron también de lo lindo con la presentación a cargo de la Policía Judicial, buscando e identificando huellas digitales, y en el stand del grupo de actividades subacuáticas. Los pequeños subieron en la lancha neumática y hasta probaron las cámaras de fotos sumergibles y las botellas de oxígeno que los agentes emplean para la recuperación de cadáveres o la búsqueda de alijos de droga debajo del agua. «Esta mochila bota aire, para que os guardias non afoguen cando teñen que salvar a persoas na auga», explicaban ilusionados.

Perros

Pero si algo atrajo de forma especial la atención de los estudiantes, eso fue la demostración con dos perros adiestrados. El primero, Panny, se dedicó a buscar una bolsa de droga. La descubrió a los pocos minutos, semienterrada en una zona de campo. Según su guía, el agente Miguel Alonso, «estos perros están preparados para detectar el olor de los estupefacientes y, cuando lo hacen, muestran cierta agresividad». De hecho, Panny no paró de morder y arañar el escondite de la droga hasta que Miguel le entregó su juguete, un simple paño enrollado. «No es cierta la leyenda urbana de que los perros buscan la droga porque tienen el mono. Simplemente esperan la recompensa a la que están acostumbrados», matizó el guía.

Una excelente preparación demostró tener también Ben, un pastor alemán especializado en la detección de explosivos. En este caso el perro olfateó varias maletas y se sentó, totalmente inmóvil, al lado de la que contenía el artefacto. «Ni siquiera toca las bolsas, para evitar posibles explosiones», explicó su guía, Carlos del Valle.

Los perros que participaron en la exhibición desenvuelven el grueso de su trabajo en aeropuertos y registros policiales. Reciben adiestramiento en el Centro Cirológico que la Guardia Civil tiene en Madrid pero, según Carlos del Valle, «necesitan preparación toda la vida, como un agente más».

Vocaciones

Tras las exhibiciones, más de un estudiante parecía haber descubierto una nueva vocación. Claudia, de Becerreá, aseguraba que «gustaríame dedicarme a identificar as pegadas dactilares». A otros como Paula, de As Nogais, les atrajeron otras cuestiones, «a min gústame a moto».

Casi tan encantados como los niños estaban sus profesores. Alejandro Núñez, del colegio de As Nogais, aseguraba que «viñemos porque nos parecía un bo atractivo para os nenos, pero ó final ninguén perdeu detalle». La exhibición llegó a su fin con filas de niños esperando para subir en los vehículos oficiales y activar las luces de emergencia y las sirenas, que resonaron en todo el pueblo.

Fuente: El Progreso

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